Encuentro con la sombra

La sombra

Encuentro con la sombra

Escribir sobre aquello que no me gusta mirar siempre es un reto un tanto incómodo y también una nueva oportunidad de descubrir mi parte más salvaje y poderosa, aquella que aun se encuentra sin domesticar.

La sombra, aquello que no me gusta de mi y escondo, aquello que, aunque me encantaría sacar a pasear, no permito ni siquiera que asome.

Parece una contradicción ¿no me gusta y por eso escondo? ¿si me gusta, pero no me permito mostrar? Para ambas preguntas la respuesta es afirmativa.


la sombra

Quizá, lo que no me gusta de mí, lo que me avergüenza, no es más que la parte que no acepto.

El trabajo de la civilización es ir castrando aquellos impulsos genuinos que considera peligrosos para el buen funcionamiento del sistema social.

Así, vamos perdiendo nuestra autenticidad poniendo etiquetas a nuestros actos, pensamientos y emociones.

Juzgamos y diferenciamos lo que está bien y lo que está mal, enterrando aquello que “está mal” en el lugar de nosotros mismos llamado sombra.

 Carl Gustav Jung, definió la sombra desde la perspectiva social e individual, siendo ambas una pareja indisoluble.

La sombra es uno de los arquetipos principales del inconsciente colectivo, definiendo arquetipo como un patrón, una manera de pensar, emocionarnos y actuar que determina cómo percibimos e interactuamos con el mundo y con nosotros mismos.

La sombra es lo oculto, lo prohibido, lo genuino y salvaje. Por eso nos atrae tanto. Y es absolutamente necesario mirarla y dejarla salir… hagamos una prueba… NO pienses en ROJO.

¿Qué es más peligroso un gatito enjaulado o una pantera en libertad?

La sociedad, principalmente a través del arte, ha de permitir la válvula de escape que dé salida a la sombra, a nuestro lado más oscuro y rebelde. Porque eso que no nos gusta, también forma parte de nosotros.

Cuando jugamos a ser quien creemos que no somos, cuando nos atrevemos, traviesos, a atravesar ciertas líneas, todo el peso de “lo que debería de ser”, el peso de la civilización se esfuma y podemos experimentar la ligereza de lo auténtico.

La represión incrementa la tensión, es el caldo de cultivo perfecto para el estallido de agresión.

Una agresividad que, por otro lado, bien canalizada, es una de las energías más poderosas para propiciar los cambios necesarios en cualquier persona o cultura.

Me imagino a la sombra como a una pantera negra elegante y poderosa caminando sinuosa e integrada, a través de la selva.

La luz no podría existir sin la oscuridad.

Bibliografía básica “El encuentro con la sombra” varios autores, edición de Zweig y Abrams. Ed. Kairós.

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